La importancia de que los niños regulen sus emociones

La importancia de que los niños regulen sus emociones

La gran mayoría de veces, nuestra mente tiende a llevarnos a otra parte, generalmente al pasado o al futuro. La clave sería acostumbrarnos a vivir en el presente, ya que es lo que puedes experimentar; el “ahora” es el auténtico escenario de aquello que llamamos felicidad, y para poder hacerlo, se requiere de voluntad.

Cuando hablamos de regular las emociones, hablamos de saber manejarlas, controlarlas y modificarlas para que no nos afecten negativamente. Para ello, lo primero es ser conscientes de qué emociones se están experimentando y a qué son debidas. A esto lo denominamos lenguaje emocional.

Es importante que los niños regulen sus emociones

¿Cómo ayudar a los niños a que regulen sus emociones?

  • Identificarlas y reconocerlas

El primer paso para adquirir autocontrol es ayudar al niño a parar y dirigir la atención hacía identificar y reconocer qué está pasando en su mundo interior, cómo se siente y cómo puede manifestar lo que siente.

Reconocer las emociones y nombrarlas puede ir ampliando poco a poco su vocabulario emocional para que aprenda que las emociones también tienen intensidades, y depende de la palabra que se use marcamos una intensidad u otra. Por ejemplo, no es lo mismo estar triste que estar deprimido, no es lo mismo tener miedo a sentir terror, no es igual estar enfadado a estar furioso.

  • Hablar de los sentimientos

El segundo paso es hablar de los sentimientos ya que es la mejor forma de comprenderlos y controlarlos. Hay que enseñar a los niños a auto-observarse, haciéndoles tomar conciencia de las señales corporales relacionadas con cada una de las emociones, sin juzgarlas, ni valorar unas como buenas y otras como malas, puesto que cada una de ellas tiene una finalidad y un significado. 

  • Identificar el lenguaje no verbal

El tercer paso es saber identificar el lenguaje no verbal que es la parte de los gestos, las posturas corporales, el tono de voz, la mirada, las distancias, donde la emoción cumple la función de ofrecer información al exterior de cómo se encuentra nuestro mundo interior.

El adulto puede ayudar haciendo de espejo: “Creo que te estas enfadado un poco”, “tu cara me dice que no te ha gustado…”

  • Saber aceptarlas

El último paso es saber aceptar las emociones.  Ayudar al niño o al adolescente a aceptar lo que ocurre es una forma de aprender y manejar adecuadamente las emociones, porque una vez que las acepte, aprenderá en otras ocasiones a decidir qué hacer con ellas ya que esto está condicionado por cómo interpretas, cuánto te puede ayudar, o cómo lo quieres utilizar.

El problema está en que, a veces, la persona no acepta su estado emocional; al no aceptarlo, no puede regular esto. Por ejemplo, el no aceptar tener miedo a algo, o directamente el pensar que no deben sentir miedo, hace que no pueda trabajar sobre él y por tanto, no puede cambiarlo si la persona no acepta que lo está sintiendo. Por lo que para poder transformar algo o modificarlo, debe aceptar primero que lo está sintiendo y lo que está pasando en su mundo interior.

Beatriz Lamora, psicóloga en Psikids

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