El camuflaje en niñas autistas: una realidad oculta

En la búsqueda de comprender mejor el espectro autista, uno de los aspectos más intrigantes y menos comprendidos es el fenómeno del camuflaje, especialmente en niñas autistas. Mientras que los estereotipos tradicionales pueden sugerir que el autismo se manifiesta de la misma manera en todos los géneros, la realidad es mucho más compleja, y las niñas autistas a menudo desarrollan estrategias únicas para ocultar sus diferencias sociales y comportamentales.

¿De qué hablamos cuando nos referimos al autismo?

El trastorno del espectro del autismo (TEA) es una condición que afecta a cómo se desarrolla y funciona el sistema nervioso, con una base neurobiológica y define a la persona durante toda la vida. Si bien cada persona autista es distinta a las demás y tiene sus propias capacidades, intereses y necesidades, hay algunas características comunes definidas por las áreas en las que mayormente influye esta condición. Estas áreas son la comunicación e interacción social, y la flexibilidad del pensamiento y del comportamiento.

A grandes rasgos y por simplificar, en cuanto a las habilidades de comunicación verbal y no verbal, las personas autistas pueden presentar desafíos, manifestándose tanto en la comprensión como con la expresión de un mensaje. En cuanto a la comprensión, las personas con TEA pueden tener dificultades para entender mensajes que se transmiten de forma verbal (entender significado de una frase, comprender bromas, sarcasmos, ironías) y dificultades en interpretar correctamente la comunicación no verbal (contacto ocular, gestos). En cuanto a las relaciones sociales, pueden presentar dificultades para saber cómo iniciar, mantener o terminar una conversación, identificar temas que son adecuados en función del contexto o del interés del interlocutor, mantener una charla social, etc.

Otro de los rasgos que puede ser característico del espectro autista, es la dificultad para responder de manera flexible a las demandas de los diferentes contextos sociales. Esto puede percibirse en resistencia a cambios en la rutina o en el entorno, necesidad de apoyo para saber cómo enfrentarse a situaciones novedosas o desconocidas, insistencia en que las cosas sucedan siempre de la misma manera, repertorio limitado de intereses (además que pueden ser intensos y específicos), etc.

Por último, es importante tener en cuenta el procesamiento sensorial, ya que muchos autistas presentan alteraciones en el procesamiento de los estímulos sensoriales mostrando, ya sea por hiper o hipo reactividad a los estímulos, evidenciándose en malestar intenso ante determinados sonidos, olores, sabores o texturas específicas, interés inusual en aspectos sensoriales del medio (oler o tocar determinadas cosas, fascinación por luces, objetos que giran, indiferencia aparente al dolor, etc.)

El diagnóstico en niñas y niños: una disparidad alarmante

Ya dijimos que el TEA se manifiesta de forma distinta en cada persona, y además, su variabilidad implica también que los hombres y las mujeres con TEA son diferentes entre sí, aunque compartan los criterios diagnósticos y los rasgos nucleares que definen esta condición.

Las estadísticas muestran una disparidad alarmante en el diagnóstico de autismo entre niñas y niños, ya que ellos son diagnosticados aproximadamente 4 veces más que las niñas. Esta discrepancia puede deberse en parte a que los criterios de diagnóstico están basados en estudios realizados principalmente en niños, lo que lleva a que las niñas autistas sean pasadas por alto o diagnosticadas erróneamente.

Para intentar comprender mejor el espectro autista, uno de los aspectos principales es el fenómeno del camuflaje, que especialmente lo encontramos en las niñas autistas.

¿Qué es el camuflaje autista?

El camuflaje autista se refiere a la capacidad para imitar o suprimir ciertos comportamientos para encajar mejor en situaciones sociales. Las niñas autistas tienden a internalizar más sus luchas sociales y emocionales, lo que puede llevar a que sus dificultades pasen desapercibidas o sean malinterpretadas como timidez o ansiedad.

¿Y cómo se manifiesta este camuflaje?

Algunos ejemplos son:

  • Imitación de comportamientos sociales: Una niña autista puede observar a sus compañeros y aprender a imitar sus comportamientos sociales, como el contacto visual, las expresiones faciales y las respuestas verbales. Aunque estas acciones pueden no surgir de forma natural para ella, puede aprender a realizarlas para encajar mejor en situaciones sociales.
  • Intereses superficiales: A pesar de que sus intereses pueden diferir de los de sus compañeros, una niña autista puede aprender a fingir interés en actividades o temas que son populares entre sus pares simplemente para encajar en el grupo.
  • Práctica de conversaciones: Para prepararse para interacciones sociales, una niña autista puede practicar conversaciones en privado, ensayar qué decir y cómo responder a diferentes escenarios sociales para sentirse más segura durante las interacciones reales. Aunque puede parecerle útil en el momento, esta práctica puede resultar agotadora y no siempre garantiza una interacción fluida en situaciones sociales reales.
  • Ocultar dificultades sensoriales: Algunas niñas autistas pueden aprender a ocultar sus dificultades sensoriales, como la sensibilidad al ruido o la luz, para evitar llamar la atención sobre sí mismas. Pueden esforzarse por parecer cómodas en entornos sensorialmente abrumadores, aunque en realidad estén experimentando malestar o ansiedad.
  • Mimetismo emocional: Aunque puede tener dificultades para comprender las emociones de los demás, una niña autista puede aprender a imitar las expresiones emocionales de los demás. Por ejemplo, puede sonreír o fruncir el ceño en respuesta a las emociones de los demás, incluso si no entiende completamente el contexto emocional de la situación.

Impacto del camuflaje en niñas autistas

Aunque el camuflaje puede ayudar a las niñas autistas a navegar mejor por el mundo social, también puede tener consecuencias negativas para su bienestar emocional y mental a largo plazo. El esfuerzo constante de mantener una fachada social puede resultar agotador y contribuir a problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y baja autoestima. Por otro lado, esto puede dificultar la identificación temprana del autismo y retrasar el acceso al diagnóstico y, en consecuencia, a los apoyos adecuados para cada niña.

La importancia de la identificación temprana y un diagnóstico a tiempo

Es imprescindible que los profesionales de la salud se mantengan actualizados en estos avances en relación al diagnóstico de autismo en niñas, siendo conscientes de las señales sutiles que pueden indicar la presencia de camuflaje y estar preparados para ofrecer estrategias de afrontamiento y apoyo emocional en el caso de necesitarlo. Además, es fundamental promover una mayor conciencia y comprensión del autismo en la sociedad en general, respetando las diferencias para así lograr entre todos un mundo más inclusivo y amble para tod@s.

Anabella Santalucia, psicóloga en Psikids.

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