Estoy seguro de que, en alguna ocasión, ante un contratiempo alguien les ha dicho algo similar a “olvídalo, no te preocupes y sigue adelante”… y ustedes se han quedado tal cual o peor que antes.
Vida plena, intensa y satisfactoria
Hoy quiero presentarles una forma de afrontar nuestra vida que nos puede facilitar conseguir ese objetivo tan ansiado por todos nosotros, nuestra satisfacción y calidad de vida.
El objetivo es vivir al máximo nuestra vida y, siguiendo las recomendaciones de Mindfulness, hacerlo de forma plena, intensa y satisfactoria.
Vive el presente
En ese sentido, Mindfulness nos propone conectarnos al momento presente, al “aquí y ahora”, lo más intensamente posible, para no perdernos un detalle de lo que ocurre y con ello disfrutar de cada situación.
Esto no supone que lo que ocurre nos guste, por supuesto, sino que estamos “presentes” en lo que sucede para actuar plenamente conscientes. Esa consciencia es la que nos va a permitir disfrutar, aunque la situación no sea positiva, ya que el proceso de reconocimiento, responsabilización y decisión va a ser en sí misma la gratificación.
Aquí les recomiendo pararnos en otra de nuestras entradas del Blog donde hablábamos de la gestión desde la abundancia o desde la escasez. Considerar lo que SI tengo, lo que SI me aporta (gestión abundante) o por el contrario matizar lo que me ocurre o mis acciones desde lo que NO tengo, desde mis carencias (gestión escasa). Según el estilo que uso, aplico mi análisis, extraigo conclusiones y decido.
Regresando a nuestro objetivo de hoy, dime donde te alojas y te diré como te encuentras, hacemos referencia al constructo temporal que aplicamos para gestionar nuestra vida, pasado, futuro o presente.
Imagínense conduciendo su motocicleta con la cabeza girada atrás para seguir viendo ese bache que acabamos de esquivar con tanta pericia o para ver si vienen vehículos por el otro carril … lo más probable es que nos caigamos en el siguiente bache o nos estrellemos contra el coche que acaba de frenar delante nuestro.
3 modelos dónde alojarse: pasado, presente o futuro
El modelo ANCESTRAL, el estilo que está anclado en el pasado, en lo que pasó, en la historia supone un freno a nuestro avance como han visto en la motocicleta y además un riesgo de accidente emocional inminente. Si yo trato de gestionar mi vida desde lo que ocurrió, estaré constantemente añorando tiempos pasados, y por tanto perdiéndome mi presente.
Me costará, incluso no podré decidir ya que aplicaré ese refrán “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Si, por el contrario, mi gestión es mirando al futuro, según un modelo que podríamos catalogar como PROYECTIVO, estaré mirando a aquello que puede suceder, a aquellos vaticinios posibles o probables y en definitiva con el temor a que “el cielo se desplome sobre nuestras cabezas”.
El modelo es el del “… y si …” esa terrible frase que nos paraliza por el terror de lo que puede suceder y nos envuelve en un bucle obsesivo tortuoso que nos paraliza.
Por último, presentarles el modelo adaptativo, que nos va a facilitar, como decía al principio, sostener nuestra satisfacción desde el afrontamiento consciente y responsable.
Éste es el estilo que podríamos llamar PRESENCIAL, que gestiona el hoy, desde una visión completa del pasado y orientado a un futuro prometedor. Supone comprometernos con lo que sucede, analizarlo contemplando los datos que nos ofrece nuestro pasado, los éxitos y los errores, para reforzar los unos y modificar los otros en nuestra nueva decisión.
Esta nueva actuación la analizamos mirando “con el rabillo del ojo” al futuro, a nuestros objetivos, para asegurarnos que nuestras actuaciones son coherentes con ese deseo y que nos ayudan a ponerle acción a ese sueño.
Siguiendo el ejemplo de la motocicleta seremos ese conductor que gira rápidamente la cabeza para ver si viene algún vehículo recuperando de inmediato su mirada al frente de su rueda y que levanta ligeramente la vista en ocasiones para leer las indicaciones y confirmar que continua en la carretera que le llevará a su destino.
Solo me queda desearles buen viaje y que disfruten del mismo ya que eso supondrá que crecen en sus deseos desde la satisfacción.
¡Muy buen día!
Carlos García, psicólogo en Psikids
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