Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido frustración porque las cosas no han salido como queríamos. Esto también pasa con los niños. Pero a diferencia de los adultos, a ellos les cuesta controlar la reacción que se desencadena cuando algo no sale como quiere.
¿Qué es la frustración?
Lo primero es comprender qué es la frustración. La frustración es un sentimiento que surge cuando no logramos conseguir nuestros deseos. Las personas suelen reaccionar a nivel emocional mostrando enfado, agitación o tristeza.
Aquí os dejamos algunos tips para detectar si vuestro hijo tiene dificultades para manejar la frustración y para poder ayudarle a disminuir el malestar.
¿Le cuesta a tu hijo manejar la frustración?
Algunas características de niños que pueden frustrarse con mayor facilidad:
- Niño frustrado que grita y llora.
- Muy impulsivo y se muestra ansioso.
- Tiene dificultades para controlar sus emociones.
- Es muy exigente.
- Evita enfrentarse a nuevos retos, probar nuevas cosas.
- Cuando no consigue lo que quiere enseguida llora.
- Es poco flexible.
- Tiene poca paciencia.
¿Cómo podemos ayudarles a manejar la frustración?
- Normalizar y desdramatizar “el perder”:
Con nuestra conducta, a través del juego, podemos quitarle importancia al hecho de perder y servir de modelo, buscando la parte positiva a no haber conseguido lo que queríamos.
- Reforzar los pasos y no solo las metas:
Si como adultos solo valoramos el resultado final “qué bonito te ha quedado el dibujo”, en lugar de valorar “qué bien te lo has pasado mientras pintabas”, le estamos enseñando que lo importante es el fin y no el camino.
- Enseñarle a relajarse:
Cuando se enfada porque no ha conseguido algo, promover técnicas como la respiración, caminar… que favorezcan un estado de calma.
- No ofrecer todo inmediatamente:
Es importante no cubrir todas sus demandas según las piden. Demorar la entrega o la atención, o incluso negárselo desde la calma, les enseñará que no siempre pueden conseguir todo aquello que quieran y cuando lo quieran.
- Se un buen modelo:
Los niños aprenden de cómo reaccionan sus padres ante las distintas situaciones. Ofrecerles un buen ejemplo de cómo queremos que reaccionen en nuestro día a día hará que busquen imitarlo.
- Deja que se frustre:
Cuando tu hijo se enfade, grite o patalee, no vayas inmediatamente a satisfacer sus exigencias. De esta forma aceptará que no siempre lleva la razón y tendrá que buscar la solución adecuada ante las situaciones difíciles.
- Establece y pon normas, límites y rutinas claros y acordes a la edad de los niños:
Es importante entender que la frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se puede aprender a manejarla y superarla, y aumentar de esta forma la tolerancia a la misma. Aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida. Como adultos somos responsables de transmitir este aprendizaje a los más pequeños.
Equipo Psikids.
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