¿Alguna vez os habéis parado a pensar cómo nos sentimos al nacer? ¿Al pasar del máximo confort y protección dentro del vientre materno a la incertidumbre del mundo? ¿De escuchar de manera muy amortiguada los sonidos del exterior, y crecer al ritmo del corazón de nuestra madre, a acostumbrarse al estruendoso mundo exterior y a la velocidad de la sociedad actual? Desde luego que nuestra bienvenida al mundo sea una cachetada en las nalgas tampoco debe ayudar. No debe ser fácil ese paso, aunque todos lo hemos dado. Nuestra psicóloga Natalia García nos habla más en detalle del problema que tienen nuestros hijos cuando mucho es demasiado en el nuevo post publicado en Sapos y Princesas.