Las funciones ejecutivas son las habilidades que nos permiten organizar, controlar y dirigir nuestros pensamientos y acciones para lograr objetivos complejos. Estas funciones están muy relacionadas con cómo nos comportamos en el trabajo, en casa, y en la vida en general.
¿Dónde se encuentran estas funciones ejecutivas en el cerebro?
Están asociadas al córtex prefrontal, la parte del cerebro que se encarga de cosas como la atención, la memoria, la inteligencia, las emociones, la motivación y la conducta social. Es por eso que se le conoce también como el “centro de la personalidad”.
¿Cuáles son?
Las funciones ejecutivas incluyen varias habilidades clave, como:
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- Flexibilidad cognitiva: la capacidad de adaptarnos a nuevas situaciones o cambios.
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- Inhibición: la habilidad para controlar impulsos y tomar decisiones pensadas.
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- Monitorización: el poder de revisar nuestras acciones para asegurarnos de que estamos siguiendo el plan correcto.
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- Planificación: la capacidad de anticipar y organizar lo que debemos hacer para alcanzar una meta.
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- Memoria de trabajo: el proceso de recordar y manejar información temporalmente para realizar tareas complejas.
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- Toma de decisiones: saber elegir la mejor opción entre varias.
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- Resolución de problemas: la habilidad para encontrar soluciones lógicas a los desafíos que enfrentamos.
Ahora que sabemos qué son, es fácil ver lo importantes que son estas habilidades en nuestra vida diaria, especialmente en el trabajo, la familia y nuestras relaciones personales.
¿Cómo afectan las funciones ejecutivas a nuestro desarrollo?
Cuando somos niños, nuestros padres y maestros se encargan de ayudarnos con todo: desde levantarnos, vestirnos, llevarnos a la escuela, hasta asegurarse de que hagamos nuestras tareas. En esa etapa, nuestra autonomía para tomar decisiones y ejecutar tareas es casi nula. Pero a medida que crecemos, se vuelve más crucial desarrollar estas funciones ejecutivas para poder manejarnos de forma independiente.
¿Se pueden mejorar estas funciones ejecutivas?
¡Sí! Gracias a la plasticidad cerebral (la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse), podemos entrenar y mejorar nuestras funciones ejecutivas en cualquier momento. Con práctica constante y ejercicios específicos, podemos fortalecer las redes neuronales que nos ayudan en estas habilidades. Sin embargo, es importante que esto lo haga un profesional para que nos guíe y nos ayude a superar los obstáculos emocionales que puedan surgir durante el proceso.
Si quieres empezar a mejorar tus funciones ejecutivas, aquí te dejo algunos consejos:
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- Flexibilidad y toma de decisiones: En el trabajo, intenta cambiar la forma en que abordas tus tareas diarias, como escribir un correo o lidiar con un compañero con el que no te lleves bien.
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- Inhibición y autorregulación: Practica técnicas de relajación, como respirar profundamente o meditar, y trabaja en controlar los impulsos. Por ejemplo, si eres fumador, intenta esperar unos minutos antes de fumar para pensar si realmente lo necesitas.
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- Planificación y organización: Haz un plan semanal o diario de tus tareas y usa aplicaciones para mantener un seguimiento de lo que debes hacer.
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- Memoria de trabajo y atención: Realiza ejercicios de concentración, como memorizar listas de palabras, o prueba el método Pomodoro para organizar tu tiempo de manera efectiva.
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- Resolución de problemas: Piensa en algún desafío que tengas (como perder peso o hacer ejercicio) y crea un plan sencillo y alcanzable para solucionarlo.
Estos son solo algunos ejemplos sencillos que te pueden ayudar a desbloquear tus habilidades ejecutivas y comenzar a trabajar en metas más grandes. ¡Recuerda que todo esto también puede ser un gran impulso de motivación para tu cerebro!
Carlos García, Psicólogo en Psikids.
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