El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) es un síndrome que provoca la afectación de numerosos aspectos del niño en desarrollo. Está provocado por el consumo de alcohol materno durante el embarazo, durante el cual, el feto es afectado por esta sustancia, produciendo repercusiones futuras muy dispares.
¿Cómo saber si mi hijo tiene TEAF?
Es importante, para realizar un diagnóstico, que el niño sea sometido a una evaluación psicológica, donde se evalúen diferentes aspectos, desde el embarazo hasta el momento evolutivo.
Para tener una visión más completa del síndrome, en la siguiente tabla de Astals y García-Algar (2019) podemos ver las áreas más comunes de afectación y las características en cada una de ellas.
Afectación de los rasgos neuropsicológicos del TEAF:
Desarrollo Cognitivo:
- Dificultades de aprendizaje.
- Perfil de capacidades cognitivas desigual.
- Rendimiento académico inferior.
- Discrepancia entre habilidades verbales y no verbales.
- Discrepancia entre habilidades verbales y no verbales.
- Dificultades en el procesamiento de la información.
- Funcionamiento intelectual límite
Déficit de Atención e Hiperactividad:
- Inatención.
- Distraibilidad.
- Exagerada dificultad para calmarse.
- Dificultades con los cambios.
- Dificultades para completar tareas.
Funciones Motrices:
- Retraso consecución de hitos motrices.
- Dificultades en la escritura/dibujo.
- Falta de destreza.
- Dificultades de equilibrio.
- Temblores.
Habilidades Sociales:
- Imprudencia.
- Ingenuidad/inmadurez.
- Dificultades en interacciones sociales.
- Preferencia por personas de edad inferior.
- Dificultades en el desarrollo de habilidades para la vida diaria.
- Conducta sexual inadecuada.
- Dificultades de comprensión social.
Funciones Ejecutivas:
- Dificultades en la capacidad de organización y/o planificación.
- Dificultades en el pensamiento concreto.
- Dificultades en la inhibición conductual.
- Dificultad en comprensión lógica causa- efecto.
- Dificultad para seguir instrucciones.
- Dificultad para elaborar estrategias.
- Capacidad de juicio pobre.
- Dificultades para generalizar.
Otros:
- Hipersensibilidad o hiposensibilidad.
- Dificultades para entender las expresiones faciales.
- Déficits de memoria.
- Mala respuesta a estrategias conductuales.
Para mayor claridad, estos niños tienen afectados diferentes aspectos, entre los más comunes en su día a día observamos los siguientes problemas:
- Les cuesta mucho tomar decisiones y comprenderlas.
- Les molestan los ruidos y la luz y pueden desarrollar conductas desajustadas ante la necesidad de huir de esta exposición, como correr o esconderse.
- Son sensibles a los cambios, pues les produce frustración al no comprenderlos.
- Les cuesta mucho seguir rutinas, por el déficit en la memoria.
- No controlan sus impulsos, ejercen un control sobre ellos, por lo que a veces tienden a la ira.
La niñez es un periodo clave para la adquisición del aprendizaje de conductas y el desarrollo de la personalidad. Es por ello, por ejemplo, que unas habilidades sociales deficitarias tienen mucha influencia sobre el desarrollo de la autoestima, la adopción de roles en la infancia, la capacidad para autorregular el comportamiento o sobre el rendimiento de estos niños en la escuela.
En niños más mayores, existe la tendencia al abandono académico de sus estudios, la adopción de actitudes negativas de rechazo e insatisfacción, así como una falta de motivación y de autoestima (American Academy of Pediatrics, 2018).
Por ello, los niños con TEAF han de beneficiarse de programas ajustados a sus necesidades, donde se desarrollen las habilidades propias de cada uno de ellos, fortaleciéndolos conductual y cognitivamente. También, es necesario fomentar la implicación y el apoyo de los padres en el tratamiento.
La importancia de ayudar a los niños en su vida diaria ha de ser primordial a la hora de ejercer como padres, haciendo hincapié en la necesidad de organizar la vida de estos de manera más cómoda y adaptada. Tenemos que ser conscientes de las necesidades especiales de nuestros hijos, las dificultades a las que se han de enfrentar y poder hacerlo de la manera más ajustada posible.
¿Qué tratamiento es el mejor para los niños con TEAF?
No existe un tratamiento único para los niños con este síndrome, ya que no todos presentan las mismas características. Por ello, es necesario hacer una intervención multidisciplinar, con profesionales coordinados, tanto en servicios médicos y psicológicos, como en los centros educativos.
- Psicoterapia individual para el niño.
- Psicoeducación para padres.
- Terapias de modificación del comportamiento.
- Psicofarmacología.
- Atención médica primaria.
- Coordinación entre especialistas de la sanidad, educadores y apoyos necesarios.
La familia es fundamental a la hora de trabajar con niños afectados por TEAF. Por ello, ofrecemos unas pautas para poder hacer frente a estas necesidades:
- No mostrarse preocupado o ansioso ante las conductas de su hijo, ya que el niño debe percibir apoyo y cariño a pesar de su comportamiento errático.
- Elogiar sus logros y las conductas positivas, destacando su esfuerzo.
- Ayudar a crear confianza y seguridad en el niño, estimular sus capacidades, su autonomía y su trabajo.
- Sobre todo, ser coherente en la aplicación de las normas y ante los cambios, ir adaptándolos poco a poco a las expectativas del niño.
- Utilizar los premios antes que lo castigos, ya que un castigo sin refuerzo positivo no elimina la conducta que queremos extinguir.
- Ayudar en la planificación y la organización de nuestros hijos, dotando de refuerzo de logros, para conseguir mayor autonomía.
Escrito por Teresa Castells, del equipo Psikids.
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