Es muy probable que, si eres padre o madre de hijos en edades comprendidas desde los 10 en adelante, hayas oído hablar del famoso juego Fortnite. En los últimos años este juego está causando sensación en los pre-adolescentes y adolescentes del mundo entero llegando a alcanzar 45 millones de fans.
¿En qué consiste Fortnite?
Se trata de un juego de supervivencia. Este juego es gratis y las partidas no suelen durar más de media hora. Está disponible en numerosas plataformas virtuales y existe la comunicación con amigos para ir desarrollando estrategias en común. Además, existen dentro del juego bailes rituales tras las victorias e indumentarias específicas que los jugadores pueden reproducir en su vida real.
Cuando este juego impactó en la sociedad, mucho se hablaba de la violencia y la posibilidad de que despertara en los jóvenes conductas agresivas. Pero en el juego no hay sangre, son dibujos animados, no es gráficamente agresivo y no induce conductas violentas fuera del juego como ya ha quedado demostrado en varios estudios, pero lo que sí es objeto de preocupación es el abuso de horas de juego en adolescentes.
En estudios recientes se ha evidenciado adicción en un 1,5% de adolescentes de 13 a 17 años. También llega a afectar a adultos, interfiriendo en sus relaciones sociales y matrimoniales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) trata por primera vez la adicción a los videojuegos como un trastorno, incluyéndolo en la ‘Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)’. Este documento describe la adicción como un patrón de comportamiento de juego tan grave que “prevalece frente a otros intereses vitales, con un deterioro significativo en el ámbito familiar, social, educacional, personal…”. Mientras, las empresas de este sector millonario y al alza lanzan toda su artillería para atrapar a los jugadores, cada vez más jóvenes. Es más, este juego está indicado desde los 13 en adelante y en consulta recibimos niños menores a esta edad que ya pasan horas semanales jugando al Fornite.
Algunos de los trucos utilizados para “enganchar” al jugador son:
- Introducir cuotas de pago cuando ya has invertido mucho tiempo en el juego, así probablemente se pagarán.
- Hacer los juegos progresivamente más difíciles para que siempre sea un reto, pero no demasiado difícil para que resulte abrumador.
- Presentar un elemento social para que compares tu actuación con otras personas y, según el juego, se unan para formar grupos que participan en el juego como una unidad. Esto te alienta a jugar más a menudo porque eres parte de un equipo que depende de ti.
- Incluir recompensas variables o impredecibles, por lo que a veces gana y, a veces, no, como en un casino. Cuando ganas, obtienes comentarios positivos o recompensas en forma de luces intermitentes o sonidos o danzas (en el caso de ‘Fortnite’) que señalan la victoria. Son refuerzos inmediatos después de cada logro.
Pero ¿Cómo saber si hay o no adicción?
Algunos de los criterios diagnósticos actuales para esta adicción a videojuegos o adicción al Fortnite son:
- Preocupación u obsesión con el Fortnite.
- Síntomas de abstinencia cuando no se juega.
- Desarrollo de tolerancia: necesidad de pasar más tiempo jugando cada vez.
- Intentos infructuosos de detener o restringir el juego.
- Pérdida de interés en otras actividades de la vida, como pasatiempos.
- Mantenimiento del juego a pesar de tener conciencia del daño.
- Mentiras sobre su uso.
- La persona lo usa para aliviar la ansiedad o la culpa: es una forma de escapar.
- La persona ha perdido o puesto en riesgo y oportunidad o relación debido al Fortnite.
Otros síntomas:
- Pérdida de la noción del tiempo.
- Insomnio, descuido de la higiene y la alimentación.
- Inquietud, estado de ánimo triste o irritabilidad cuando no se juega.
- Incapacidad para parar de jugar cuando se fija una hora límite.
- Aislamiento, pérdida de relaciones interpersonales significativas.
- Abandono de los estudios o de la actividad laboral por el juego.
- Complicaciones físicas como contracturas musculares en espalda y cuello, Síndrome del Túnel Carpiano, cefaleas, problemas de visión, sequedad de la conjuntiva con lesiones corneales, obesidad, hipertensión, etc.
¿Qué recomendamos?
Nuestra recomendación hacia los padres es evaluar el comportamiento de sus hijos, ver en qué categoría de las que a continuación señalamos se corresponde con ellos y empezar un tratamiento en relación a la conducta adictiva para paliar los efectos negativos que están manteniéndose.
- Uso normal: consumo infrecuente que no perjudica al sujeto.
- Consumo perjudicial: consumo ocasional que comienza a dañar la salud del sujeto.
- Abuso: consumo frecuente que daña seriamente la salud del sujeto.
- Adicción: necesidad de un consumo continuo con aparición de tolerancia y síntomas abstinencia.