¿Cuántas veces has pensado durante el mes de septiembre que tu hija/o era pequeño para empezar la ESO?
¿Cuántas veces le has sugerido que tiene que cambiar el método de hacer los deberes porque lo que hasta ahora le había servido, es más que probable que ahora no le resulte eficaz?
Para ayudarte a resolver este dilema y facilitarte una ruta de acceso a tu hijo/a, lo mejor es que sigas leyendo este post. Intentaremos explicarte cómo una buena organización y una serie de nociones básicas pueden ayudar a conseguir el éxito en el paso a esta etapa.
EL MÉTODO
Vamos a hablar del método a emplear desarrollamos para que el paso de etapa sea lo menos estresante posible:
- El lugar
- Planificación
- Motivación
- Preparación
- La esponja
El lugar
El primer paso para conseguir desarrollar unos buenos hábitos de estudio es la elección del lugar. Es necesario tener un sitio cómodo, tranquilo, bien iluminado y libre de distracciones que nos asegure la capacidad de atender a lo que tenemos que hacer. Ya sé lo que estáis pensando…es uno de los primeros pasos que viene en todos los manuales. ¡Es verdad!, y… ¡es imprescindible! El estudio y por tanto el aprendizaje tienen que estar desprovistos del denominado ruido blanco: la televisión o la música de fondo no van a contribuir a que nos concentremos mejor, si no todo lo contrario, van a actuar como distractores. La tarde de estudio debe estar libre de “pantallas” y de “tecnología” para lograr una correcta atención.
Planificación
Planificar un horario es importante para que la tarde sea realmente eficaz. Pero…STOP! Primero hay que conocer cómo son las necesidades de nuestros hijos. Hay chicas/os que necesitan un mínimo de desconexión con lo que han venido realizando hasta ese momento. Y hay otros que prefieren “atacar” lo que tienen que hacer, sin más dilación. Teniendo en cuenta esto, ayuda a programar un horario real para el buen desarrollo de la actividad de estudio en el que sea posible realizar, deberes y estudiar con tiempos de descanso entre medias. Añádale la práctica de un deporte como mínimo dos horas a la semana donde tu hija/o pueda descargar su nerviosismo, le ayude a generar habilidades sociales, la empatía y fomente la cohesión de grupo.
Motivación
La motivación es la capacidad de las personas para superarse y conseguir un logro. ¿Cuáles son los objetivos de logro de tu hijo/a? ¿Le estamos enseñando para aprobar el examen o por lo contrario queremos que aprenda? Si tu pregunta está claramente centrada en la segunda parte, entonces ayúdale a establecer unos objetivos. Los objetivos han de ser pequeños, medibles, evaluables y revisables. Primero vamos a fijarnos en esta semana, objetivos a corto plazo, y luego en el resto, objetivos a largo plazo. ¿Para qué fijarnos en el final del curso si aún nos queda todo por hacer?
Preparación
Aunque no se haya dado cuenta los chicos/as que comienzan una tarea escolar, necesitan ser capaces de afrontar una tarea en casa. El modo en que afronten esta tarea dirá mucho de cómo lograrán la escolar. Si queremos que saquen la basura o que recojan su cuarto debemos darle una instrucción sencilla, clara y precisa: “quiero que saques la basura todas las noches a las 8”. Los padres tenemos una tarea muy importante en esta etapa porque debemos fomentar la competencia. O lo que es lo mismo, el que puedan cumplir con el desafío. Para ello les debemos dar oportunidades de éxito y sólo se puede lograr mediante el refuerzo positivo o la alabanza de haber conseguido la tarea “no escolar”. Los chicos/as que experimentan éxito ganan en sensación de poder. El aprendizaje de los errores es fundamental en esta etapa. Los chicos/as tienden con mucha facilidad a desarrollar pensamientos negativos que minan su crecimiento personal y refuerzan el fracaso. Hay que romper esta cadena generando pensamientos positivos que alimenten su curiosidad y les haga adoptar la actitud de “puedo hacerlo”. Tenemos que enseñarles a analizar los errores, saber en qué se han equivocado y aprender del fracaso, sólo así alcanzarán la escalera del éxito.
La esponja
El método de la esponja es el preferido por los estudiantes y consiste en tratar de “absorber” en un periodo de tiempo muy breve gran cantidad de información, lo que supone un mal hábito de trabajo. El estudio ha de tomarse como un proceso continuo y diario en el que cada día repasemos lo que hemos visto. Nuestra memoria es frágil y como todo en nuestra vista, no está desprovista de la influencia de las emociones. Estudiar el día de antes de un examen y darnos el “atracón” va a suponer que nos pongamos nerviosos, anticipemos pensamientos de fracaso, y la ansiedad y la falta de concentración interfiera en nuestro proceso de aprendizaje.
EL REFUERZO Y EL ACOMPAÑAMIENTO
Es importante que recordéis que pasasteis por esta etapa también. Intentad recordar cómo os hubiera gustado que tus padres actuaran en este proceso. Debéis acompañar a tus hijos en este camino y fomentar el pensamiento crítico y asociativo con otros aspectos de su vida, para que el estudio sea algo más natural que los acompaña a lo largo de la vida y no una especie de “castigo”. No olvidéis reforzar el logro de sus metas y fomentar el aprendizaje de los errores: “y qué si…”
Como decía un proverbio tibetano: “no hay situaciones desesperadas, si no personas que se desesperan en determinadas situaciones”.