Enséñame y, después, confía en mí.
La vida nos puede enseñar en los espacios más insospechados, sólo tenemos que estar dispuestos a aprender. Recordemos por ejemplo una de las muchas películas de las que podemos extraer lecciones, “Buscando a Nemo”, ya caída en el olvido, pero con grandes enseñanzas tanto para padres como para hijos.
¿Por qué Nemo se adentró en el océano? ¿De verdad Marlin, padre de Nemo, creía en la “aleta de la suerte”? Por supuesto, Nemo, no debería haber desobedecido a su padre. Más tarde entenderá que su padre tenía razón y vivirá acontecimientos que le enseñarán a valorar los cuidados y consejos de su padre, y a reconocer en ellos el insustituible amor paterno.
Pero… fue, en última instancia, la desconfianza de Marlin la que impulsó a Nemo a hacer lo que no debía. Analicemos los hechos.
Pienso que todos comprendemos que después de que un barracuda devorase a la familia de Marlin, este desarrolle una actitud de alerta y cierto miedo a perder a Nemo, único hijo que le queda y que, además, nace con un defecto en una aleta que le hace más vulnerable que los demás.
Es muy loable la manera que tiene Marlin de afrontar la situación y cómo enseña a Nemo a no ver su aleta defectuosa como algo discapacitante sino, incluso, como algo especial; “la aleta de la suerte”. También se aprecia cómo han forjado una relación de cariño y confianza, le ha transmitido valores como la prudencia, la importancia de la familia, la obediencia, la alegría, la ilusión de aprender y superarse… Pero lo que no ha conseguido Marlin es darse cuenta de que su hijo había aprendido esas enseñanzas y de que estaba preparado para “despegar”.
¿Es el miedo a que su hijo sufra o es a su propio sufrimiento, lo que hace que Marlin desconfíe de “la aleta de la suerte”? En el momento en que Nemo se estaba negando a nadar hacia el océano es cuando Marlin irrumpe para prohibirlo, haciendo oídos sordos a la defensa que los compañeros de Nemo hacen de éste, eso rompe la confianza y Nemo, en un arranque de ira, desobedece.
A veces miramos a los niños a través del filtro de nuestros propios miedos y, mientras que con las palabras les decimos que pueden, que se esfuercen, que tienen una “aleta de la suerte”… con los hechos, lejos de transmitir confianza y seguridad, les enseñamos que no pueden, que eviten el sufrimiento, que “aleta de la suerte” es solo un eufemismo…
Queridos padres, sabemos muy bien que el sufrimiento es un compañero de viaje que de vez en cuando nos saluda en el camino de la vida, por eso es mejor proteger en lugar de sobreproteger y enseñar a afrontar o sobrellevar los miedos mejor que a evitarlos. La confianza que obtenemos de los demás, genera confianza en nosotros mismos. www.psikids.es