Los problemas de sueño en los niños son una queja frecuente en las consultas de pediatría, afectando al desarrollo físico y emocional del niño y a la dinámica familiar. Es importante consultar al pediatra para valorar si la causa es debida a un problema orgánico, neurológico o es causado por malos hábitos de sueño, estrés, u otros trastornos psiquiátricos.

Antes de pautar cualquier fármaco hay que realizar un buen diagnóstico, siendo en muchas ocasiones fundamental, el papel de los padres en la reeducación de buenos hábitos de sueño.

Las necesidades de sueño varían considerablemente con la edad y según el individuo, pudiendo variar desde 16 horas de sueño en un recién nacido con 6-8 episodios, de 4 horas cada uno, a acortarse los episodios de despertares nocturnos. Llegando a dormir entre los 2 a 4 años una media de 10 horas nocturnas, con alguna siesta diurna, la cual desaparece generalmente antes de los 6 años.

Causas de los problemas de Insomnio

  • En muchas ocasiones las dificultades para dormir están causadas por un problema médico que el pediatra o especialista tiene que diagnosticar. Las causas médicas más importantes son: alergias, cualquier cuadro médico que produzca dolor (otitis, cólicos…), la enuresis, y cualquier enfermedad médica crónica (consecuencia del tratamiento farmacológico, de la propia enfermedad o secundario al estrés que produce).
  • La siguiente causa importante a valorar son los malos hábitos de sueño, tanto para iniciar como para mantener el sueño. Es fundamental instaurar una serie de rituales previos a dormirse para que aprenda a dormirse solo/a al inicio y a mitad de la noche si se despierta. El método Ferber y otros insisten en necesidad de mantener horarios y otras rutinas como leer un cuento, dormir con objeto que le guste, una habitación tranquila, controlar la duración de la siesta…
  • La siguiente cauda a valorar sería el estrés o ansiedad secundario a problemas emocionales, con la necesidad de indagar para intentar resolver el problema, si no se trata de algo ocasional. La ansiedad puede incrementar la frecuencia e intensidad de los terrores nocturnos que padecen muchos niños, que no requieren intervención generalmente salvo vigilancia, y pudiendo ser beneficiosas técnicas de relajación.

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Por lo tanto en función de la causa que produzca el insomnio en niños, se deberá realizar la intervención oportuna, siendo el pediatra el que determine tras descartar enfermedad médica y valorar hábitos de sueño, la necesidad de acudir al especialista.

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