¿Y a mí, quien me ayuda? Es uno de los interrogantes que se plantean las personas que conviven día a día con alguien que presenta un TDAH.
Un gran número de personas que viven diariamente con alguien que presenta un TDAH, presentan un recurrente desgaste emocional que, progresivamente, va mermando la relación de pareja. No solo debe gestionar que su pareja presenta algunas dificultades a la hora de organizar y estructurar la cotidianeidad, sino que tiene que asumir una serie de responsabilidades que pueden suponer una verdadera sobrecarga.
Es inevitable que surjan dificultades, pero no es imposible afrontarlas desde una postura activa y abierta al cambio, mediante las siguientes pautas de colaboración.
¿Qué hacer si vives con alguien con TDAH?
Conocer el tema: es importante saber de forma específica las dificultades que presenta nuestra pareja. Conocer nos llevará a una atribución correcta. De esta forma evitaremos acabar concluyendo, cuando por enésima vez olvida comprar el pan, que se trata de una cuestión de voluntad y que intencionalmente altera la rutina, el tan frecuente “si quisiera, podría”.
Implicarse de forma activa: si nuestra pareja está en un proceso terapéutico, es importante acompañarle a las citas en la medida de lo posible, preguntar al especialista nuestras dudas, en definitiva, formar parte del proceso. Esto no significa que la responsabilidad sea nuestra, sino que formamos parte de ello. Es decir, tenemos que caminar a su lado.
Buscar apoyo emocional: cuando en mitad de una conversación, nuestra pareja cambia de tema o realiza un comentario fuera de lugar, no nos resulta indiferente. Nos genera emociones, frustración, enfado, incluso rabia. Desde una postura empática, hay que trasmitirle nuestro malestar, “entiendo que me estas escuchando pero te ha venido algo a la cabeza y me has interrumpido, pero me siento molesta por…”
Disponer de herramientas que ayuden a nuestra pareja: Es bueno hacer común la organización de las rutinas cotidianas a través de pizarras, calendarios o una agenda común.
Ser modelo del proceso de escucha activa: las dificultades atencionales generan situaciones incomodas en el proceso de comunicación que tras un duro día de trabajo, pueden convertirse en una fuente de conflicto. Nosotros podemos ser el mejor modelo de aprendizaje de estrategias de escucha activa. Escoger momentos tranquilos, no interferidos por el ritmo ajetreado del día a día, y mostrarle una actitud hacia el diálogo abierta: “yo siento que…” “yo pienso qué…” “me siento…” “lo que me pasa es…”.
Reforzar las rutinas: es importante que el día a día se encuentre estructurado, facilitando así el cumplimiento de los objetivos fijados. Puede parecer objetivamente sencillo el afrontamiento de una rutina, pero ha de tener en cuenta la complejidad que en muchas ocasiones suponen la monotonía y la rutina, tan carentes de novedad.
Las quejas más escuchadas en consulta en referencia a una pareja con TDAH giran en torno a aspectos cotidianos, que no gestionados de forma adecuada pueden suponer una fuente de malestar: “siempre olvida lo mismo”, “siempre llega tarde, parece que su tiempo es más valioso que el mío”, “nunca empieza lo que termina”. La comprensión del TDAH y la gestión del malestar generado por la convivencia con una pareja con TDAH, suponen una base importante en el proceso terapéutico. Es importante el auto cuidado emocional, sentar las bases de una adecuada gestión de la problemática e implicarse en los procesos de cambio y mejora que inicie nuestra pareja.
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