La adolescencia se caracteriza por una etapa de intensas mudanzas físicas, hormonales y conductuales. Es una fase de transición entre la infancia y la vida adulta en la que los adolescentes se van haciendo cada vez más autónomos e independientes.
La mayoría de nosotros, padres y madres de hijos adolescentes, vivimos preocupados con el tema de la alimentación. Estamos siempre pendientes de cómo se alimentan nuestros hijos en el día a día.
En esta etapa del desarrollo es extremadamente importante que nuestros adolescentes tengan una alimentación adecuada y saludable para garantizar un buen desarrollo, tanto corporal como cognitivo.
CUANDO LA ALIMENTACIÓN SE VUELVE UN PROBLEMA
Cuando nuestros adolescentes empiezan a mostrar una alteración grave en la alimentación, cuando empiezan a comer cantidades de alimentos cada vez menores o cada vez mayores y, en algún momento, su deseo de comer menos o más está fuera de control, es hora de buscar ayuda profesional.
Si identificamos en nuestros hijos dificultades graves para comer, o preocupación excesiva con el peso o la forma corporal, esfuerzos extremos para gestionar el peso o el consumo de alimentos, puede que estemos ante un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).
Los trastornos de la conducta alimentaria son alteraciones psicológicas graves que pueden afectar a la salud física y mental de la persona que los sufre. Estos trastornos a menudo aparecen en la adolescencia o en la adultez temprana. Sin embargo, también pueden surgir en edades cada vez más tempranas, llegando a aparecer en torno a los 12 años, e incluso antes, y se mantienen hasta edades más avanzadas.
Aunque, aproximadamente, un 90% de los casos de TCA se dan en mujeres adolescentes, el número de hombres adolescentes que sufren estos trastornos ha aumentado significativamente en los últimos años. Y, quizás, esto puede ser un problema a la hora de pedir ayuda, ya que, siendo conocido como un trastorno mayoritariamente de mujeres, los hombres no se identifican o no se sienten seguros a la hora de buscar ayuda profesional.
Los trastornos de la conducta alimentaria más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Sin embargo, existen otros como la pica, el trastorno de rumiación, el trastorno de evitación/restricción de la ingestión de alimentos, entre otros.
No es el simple hecho de saltarse una comida, querer hacer dieta o intentar adelgazar para el verano. Estos comportamientos que, muchas veces, vemos en nuestros adolescentes y no tan adolescentes, generalmente, son acciones temporales y pasan de forma rápida, volviendo a un patrón normal de alimentación.
Es muy importante tener en cuenta que los síntomas de los trastornos de la conducta alimentaria, en sus inicios, no siempre son visibles. Pueden empezar de forma casi imperceptible, con el añadido de que el adolescente hará lo que pueda para ocultarlos. Sin embargo, hay determinados comportamientos en nuestros hijos e hijas que pueden ser una señal de alarma. Algunos de estos comportamientos son:
- Preocupación excesiva por la forma y el peso.
- Preocupación excesiva por la comida y sus etiquetas nutricionales.
- Aumentar el interés y los comentarios sobre la alimentación “saludable”.
- Empezar dietas milagrosas.
- Repentino interés por productos dietéticos o por los “súper alimentos”.
- Interés en cocinar para la familia (en el caso de la anorexia nerviosa, no suelen probar de lo que han cocinado).
- Esconder alimentos (en el caso de la anorexia nerviosa, para decir que los han consumido y, en el caso de la bulimia nerviosa, son guardados para luego ser consumidos de manera compulsiva y a escondidas).
- Saltarse comidas.
- Cortar los alimentos en trocitos muy pequeños.
- Hacer ejercicio físico de manera compulsiva y a escondidas.
- Vómito autoinducido (el adolescente empieza a ir al baño de forma habitual inmediatamente después de comer o durante las comidas).
- A menudo hay quejas sobre molestias gastrointestinales y estreñimiento.
- Evitar reuniones sociales y familiares relacionadas con la comida.
- Alteraciones en su estado de ánimo, que va de la euforia, irritabilidad, ansiedad a la apatía y/o tristeza.
Cabe destacar que estas señales son sólo algunos de los síntomas que podemos encontrar en una persona que padece un Trastorno de la Conducta Alimentaria. No obstante, no es necesario que presenten todos y cada uno de ellos. Sin embargo, es importante saber que solamente un profesional de la salud puede hacer dicho diagnóstico. Presentar una de las conductas citadas anteriormente por separado no es señal de que se sufra TCA. Aunque, ante la presencia de alteraciones en el comportamiento de su hijo o hija relacionadas con el peso, la imagen corporal o la alimentación, es recomendable consultar a un profesional especializado. La detección precoz de este tipo de trastorno influye positivamente en el pronóstico de esta enfermedad.
Equipo Psikids.
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