Llega el verano; un verano, éste, particularmente ansiado y añorado. Y es que han sido muchas las restricciones y “sacrificios” que, a lo largo de este último año y medio, nos han hecho extrañar esa sensación de descanso y libertad. Ahora deseamos más que nunca el hacer “lo que me da la gana”; entendido como lo que buenamente quiero hacer sin que nada ni nadie me “corte las alas”.
En este contexto, es importante que, durante estas vacaciones, los padres tengan en consideración algunos consejos prácticos, para sacar el máximo partido a este periodo de descanso y que resulte en un tiempo de crecimiento personal para sus hijos.
¿Cómo hacer que les saquen partido al verano?
Compartir momentos en familia
La rutina del curso, con sus distintos horarios y quehaceres, reduce las situaciones de reunión en familia. Ahora que el tiempo lo permite, establecer momentos en los que hijos y padres se reúnan en torno a una actividad concreta. En este punto, las actividades de ocio se convierten en oportunidades estupendas de distensión y relax, en las que cada miembro de la familia puede aportar su impronta personal. Noches de cinefórum, diferentes rutas o expediciones a lugares con encanto, visitas a familiares o amigos a los que no vemos desde hace tiempo, organización de fiestas con motivo de algún cumpleaños o evento significativo para la familia…; cualquier circunstancia es buena si se acaba pasando tiempo juntos.
Además de estos encuentros, es importante remarcar la importancia de los espacios individuales de cada hijo con su madre y con su padre por separado, sin hermanos/as con los que compartir su atención. Siempre y cuando las circunstancias lo permitan, es fundamental hacerle sentir único y darle la oportunidad de conversar con cada uno de vosotros a solas.
Potenciar la lectura
Como dijo un gran poeta “El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Y es que es de sobra sabido que, quien posee el hábito de la lectura, posee un tesoro.
Activa el desarrollo cognitivo del cerebro, mejorando las conexiones neuronales y en consecuencia la capacidad de aprendizaje. Entre otras muchas ventajas, estimula la memoria, la lógica y el razonamiento abstracto, al tiempo que fomenta las áreas cerebrales destinadas al reconocimiento y expresión del lenguaje. Por último y no menos importante, despierta su curiosidad e imaginación, y fomenta su intuición y sentido crítico; tan importantes en el desarrollo de los niños.
Por todo ello, es de vital importancia hacerle percibir la lectura como un hobby, y no como una obligación. Puede ayudar el acompañar a tu hijo a una librería, a la feria del libro… y que sea él mismo quién elijan la temática y el formato de su lectura (no importa si es una novela con infinidad de páginas o un cómic de lo más sencillo). No olvidar preguntarles acerca de lo que están leyendo, interesándonos por ese mundo paralelo que están descubriendo.
Fomentar la práctica deportiva
Igual que con la lectura, que sean ellos quienes libremente elijan “su deporte”. Para aquellos que no practican con regularidad durante el curso, puede ser un momento fabuloso para adquirir ese hábito.
Son muchos y consistentes los estudios que avalan la práctica deportiva en los niños y adolescentes, considerándolo un elemento fundamental en su desarrollo. De entre sus innumerables beneficios, por su impacto positivo en la neurogénesis, mejora directamente las funciones cognitivas de los niños y aumenta su reserva intelectual. Desde el punto de vista emocional, por su efecto en la producción de las ya más que conocidas endorfinas, genera una gran sensación de bienestar y relajación, contribuyendo al aumento de su satisfacción personal y en consecuencia a la mejoría de su autoestima. Especialmente a los niños más inquietos o impulsivos, les ayuda a canalizar el exceso de energía, mejorando su capacidad de autocontrol y dominio de sí mismos. Además, aumenta la capacidad de autorregulación emocional, y fomenta el aprendizaje y la aceptación de límites y normas. Por último, especialmente en los deportes de equipo, se potencian las habilidades sociales, en un marco excepcional en el que priman valores como la confianza en los demás, el respeto, la perseverancia, la solidaridad y la superación.
Apuntarles a campamentos de verano
Los campamentos o colonias de verano son una oportunidad excepcional para que tus hijos, en un ambiente seguro y un entorno seleccionado por vosotros, disfruten al tiempo que aprendan y crezcan en valores. Hoy en día contamos con multitud de formatos (de día, de tarde…, urbanos, tecnológicos, de aventura, de idiomas, deportivos, musicales…), que se adaptan a las particularidades y preferencias de cada niño o adolescente. Los beneficios son incontables, resultando útiles para el desarrollo de la autonomía y diferenciación con respecto a sus padres y hermanos.
En el caso de que tu hijo sea algo más tímido o introvertido, igualmente no dudes en apuntarle. Si bien puedes seleccionar alguno más adaptado o afín a su personalidad, la exposición a una convivencia con iguales en un contexto fuera de su entorno de confort le ayudará a superar las dificultades de socialización que pueda tener y ganar en habilidades sociales.
Búsqueda e impulso de hobbies
Está demostrado que los hobbies, por su efecto en el aumento de endorfinas y consecuente disminución del estrés, contribuyen al mantenimiento de una buena salud mental. Además, especialmente en los niños y adolescentes, contribuye a una mejor tolerancia a la frustración, y fomenta la superación de uno mismo a través de los errores y fallos, convirtiéndose en un “escudo protector” frente a circunstancias adversas que puedan acontecer en el futuro. Por otro lado, favorecen la concentración, potencia la creatividad, el pensamiento abstracto, la coordinación motora y la capacidad visoespacial. En este punto, es crucial que la búsqueda del disfrute se centre en el proceso, independientemente del resultado obtenido, para que de esta forma el hobby resulte gratificante y dure en el tiempo. Dicho esto, no subestimemos el valor de los hobbies y aprovechemos el verano para acompañarles en la búsqueda de sus aficiones, según sean sus cualidades personales y/o preferencias más genuinas.
Algunos ejemplos: repostería, fotografía, baile, astronomía, elaboración de guiones/monólogos, aprendizaje de un nuevo idioma o instrumento musical, escritura creativa, pintura en sus diferentes formas, manualidades, bisutería con abalorios o telas, creación de un huerto propio, cuidado de animales…