Sí, los niños también deben aburrirse en verano.
Por Carolina Álvarez .Psicóloga en Psikids El viso
A muchos padres les habrá sorprendido, o cuanto menos llamado la atención, el título de esta entrada de blog. Porque a priori resulta algo chocante o paradójico: las vacaciones deben aprovecharse al máximo, y qué mejor forma de ello que poder disfrutar de las muchas y variadas actividades que ofrece el buen tiempo, ¿verdad?
¿Por qué está tan “mal visto” el aburrimiento en nuestros hijos?
Vivimos en una sociedad en la que la sobreestimulación está presente en nuestro día a día, donde los principios de búsqueda de placer y evitación del dolor reinan en nuestra sociedad. Desde todos los ámbitos recibimos constantemente mensajes implícitos que nos incitan al consumo, a la actividad frenética.. porque se asocia a bienestar. Cuanto más, mejor. No se puede “perder el tiempo”.
Y, lógicamente, esto también repercute en la educación de nuestros hijos. Cuántas veces habremos escuchado la tan conocida y temida frase: “Mamá/Papá, me aburro…”. Y recalco la palabra “temida” porque nos sentimos en la responsabilidad de ofrecerles actividades, juegos o la propia consola para que dejen de estar aburridos lo antes posible Parece que tenemos que tener siempre ocupados a nuestros hijos, pero no sólo en verano, sino durante todo el año: colegio, deberes, clases de repaso, actividades extraescolares, cumpleaños, actividades en familia, videoconsolas, campamentos de verano… parece que necesitamos tener planificadas las 24 horas del día y todas las vacaciones, desde el primer día que acaban las clases hasta el último, no puede quedar ningún hueco libre.
Pero… entre toda esta vorágine, parémonos un momento a pensar. ¿Por qué? El aburrimiento se asocia erróneamente a soledad, a vacío, a una emoción negativa desagradable e incómoda que debe ser evitada a toda costa, porque puede producir en ocasiones malestar (y, como acabamos de mencionar, la sociedad nos impone buscar siempre la felicidad y evitar sistemáticamente todo lo negativo). Está “mal visto” socialmente no hacer nada, lo creamos o no. Por tanto, como consecuencia de ello, tenemos que “rellenar” ese hueco a toda costa.
Los beneficios del aburrimiento
Ahora bien, como sabemos, no siempre cantidad equivale a calidad. Nuestros hijos son la generación más sobreestimulada, es algo incuestionable y, en grandes dosis, puede llevar consigo agobio y saturación, así como una importante limitación a la creatividad.
Rompamos con estas ideas implícitas erróneas: el aburrimiento es NECESARIO y BENEFICIOSO, es un poderoso estímulo que potencia la motivación a la acción, la observación del entorno y la auto-reflexión, la flexibilidad cognitiva, la inhibición y desconexión frente a tanta estimulación diaria, la imaginación, la creatividad, la autonomía, la tolerancia y la resolución de problemas en nuestros hijos, entre otras muchas ventajas.
Y si no, recordemos por un momento cómo era nuestra infancia, para así poder darnos cuenta de que en realidad no necesitábamos tanto para poder ser felices (es más, me permito añadir, ¿acaso no es cierto que las mejores ideas surgían de esos momentos no programados, en los que no hacíamos nada?).
Los niños necesitan tiempo libre, tiempo para no hacer absolutamente nada. Y tú.. ¿qué harás hoy?